jueves, 2 de junio de 2011

ENFERMEDADES DE LA SANGRE: LA ANEMIA (III)

Signos y síntomas de la anemia

Si su hijo tiene anemia, sus primeros síntomas pueden ser una leve palidez de la piel y una disminución del color rosado de labios y uñas. No obstante, puesto que estos cambios pueden ocurrir gradualmente, pueden ser difíciles de detectar. Otros síntomas habituales de la anemia incluyen los siguientes:
  • irritabilidad
  • fatiga
  • mareo, sensación de vacío en la cabeza y taquicardia (aceleración de la frecuencia cardiaca)
Si la anemia está provocada por una destrucción excesiva de glóbulos rojos, los síntomas también pueden incluir ictericia (tonalidad amarillenta del blanco de los ojos), bazo agrandado y orina más oscura de lo normal.
En los lactantes y preescolares, la anemia ferropénica puede provocar retrasos del desarrollo y alteraciones del comportamiento, tales como disminución de la actividad motora y problemas en la interacción social y en la tareas que requieren atención. Las investigaciones indican que los problemas evolutivos pueden persistir durante y después de la etapa escolar si la anemia ferropénica no se trata adecuadamente.

Tratamiento de la anemia

El tratamiento de la anemia depende de su causa. Es importante no asumir que cualquier síntoma que tenga su hijo obedece a una deficiencia de hierro. Asegúrese de que a su hijo lo evalúe un pediatra.
Si su hijo padece anemia ferropénica, es posible que el pediatra le recete medicamentos en forma de gotas (para lactantes), en forma líquida o en comprimidos (para niños mayores), que generalmente se deben tomar durante un período de unos tres meses para restablecer las reservas de hierro del organismo. Es posible que el pediatra también recomiende añadir ciertos alimentos ricos en hierro a la dieta del niño, así como reducir el consumo de leche.
Si su hija adolescente es anémica y tiene periodos menstruales copiosos o irregulares, es posible que su pediatra le recete un tratamiento hormonal para ayudarla a regular el sangrado menstrual.
Los suplementos de ácido fólico y de vitamina B12 se pueden recetar en el caso de que la anemia obedezca a deficiencias de estos nutrientes, aunque esto es sumamente infrecuente en la población infantil.
Las anemias provocadas por infecciones generalmente mejoran cuando la infección remite o recibe un tratamiento adecuado. Si cierto medicamento parece ser la causa, el pediatra de su hijo es posible que interrumpa la medicación o la sustituya por otro medicamento alternativo, a menos que los efectos beneficiosos de la medicación superen claramente sus efectos secundarios.
Dependiendo de la causa, el tratamiento de las formas más graves o crónicas de anemia puede incluir:
  • transfusiones de glóbulos rojos normales procedentes de un donante
  • extirpación del bazo o un tratamiento farmacológico para evitar que las células sanguíneas sean eliminadas de la circulación o destruidas demasiado deprisa
  • medicamentos para combatir las infecciones o para estimular a la medula ósea a fabricar más células sanguíneas
El transplante de medula ósea puede utilizarse en algunos casos de anemia falciforme, talasemia y anemia aplástica. En este procedimiento, las células de médula ósea extraídas de un donante se inyectan en la vena del niño; estas células recorren el torrente sanguíneo hasta llegar a la médula ósea del receptor, donde comenzarán a producir nuevas células sanguíneas.

(Las anteriores entradas, las he puesto de diferentes paginas de internet, pero las ultimas tres entradas, que trataban sobre la anemia, las he sacado de la misma pagina:
http://kidshealth.org/parent/en_espanol/medicos/anemia_esp_1.html)

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