jueves, 2 de junio de 2011

ENFERMEDADES DE LA SANGRE: LA ANEMIA (II)

Anemia provocada por pérdida de sangre

La pérdida de sangre también puede provocar anemia, sea por una hemorragia excesiva ocasionada por una herida o una intervención quirúrgica o por un problema en la capacidad del organismo para coagular la sangre. Una pérdida de sangre más lenta y prolongada, como las hemorragias intestinales provocadas por la enfermedad inflamatoria intestinal, también puede provocar anemia. La anemia también puede estar ocasionada por menstruaciones muy copiosas en chicas y mujeres. Cualquiera de estos factores incrementará los requerimientos de hierro del organismo, ya que este mineral es necesario para producir nuevos hematíes.

Anemia provocada por una inadecuada producción de glóbulos rojos

La anemia aplástica o aplásica ocurre cuando la medula ósea no puede producir una cantidad suficiente de glóbulos rojos. Esto puede obedecer a una infección vírica, a estar expuesto a ciertas sustancias químicas de carácter tóxico, a la radiación o a determinados medicamentos (como los antibióticos, los anticonvulsivos o los tratamientos contra el cáncer). Algunos cánceres propios de la infancia también pueden provocar la anemia aplástica, así como ciertas enfermedades crónicas que afectan a la capacidad de la medula ósea para fabricar hematíes.
Las concentraciones altas de hemoglobina y glóbulos rojos en la sangre fetal ayudan a transportar suficiente oxígeno en un cuerpo en proceso de formación y un ambiente uterino con una cantidad de oxígeno relativamente baja. Una vez que nace el bebé, tiene más oxígeno a su disposición y la concentración de hemoglobina normalmente desciende considerablemente alrededor de los dos meses de vida, un trastorno conocido como anemia fisiológica del lactante. Este descenso temporal y esperado de la cantidad de hematíes se considera normal y no requiere tratamiento alguno porque el cuerpo del bebé enseguida empieza a fabricar glóbulos rojos por su cuenta.
La anemia también ocurre cuando el cuerpo no es capaz de producir suficientes glóbulos rojos sanos debido a una deficiencia de hierro. El hierro es esencial para producir hemoglobina. La ingesta de una cantidad insuficiente de hierro en la dieta (o la excesiva pérdida de hierro por parte del cuerpo) puede provocar una anemia ferropénica (o por deficiencia de hierro), la causa más frecuente de anemia en la población infantil. La anemia ferropénica puede afectar a niños de cualquier edad, pero es más frecuente en niños menores de dos años. Los niños pequeños que beben cantidades excesivas de leche están más expuestos a este tipo de anemia.
Las niñas que están atravesando la pubertad tienen un riesgo particularmente elevado de sufrir anemia ferropénica debido al comienzo de la menstruación; la pérdida mensual de sangre incrementa la cantidad de hierro que necesitan incorporar a través de la dieta.

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